
El pasado 28 de julio fue sancionada la Ley 2500 de 2025, una norma histórica que establece medidas concretas para el salvamento, capitalización y reactivación de las Salinas Marítimas de Manaure – SAMA LTDA, empresa de economía mixta y patrimonio productivo del municipio de Manaure, en el corazón de La Guajira.
La ley fue impulsada y sustentada por el representante Juan Loreto Gómez Soto, quien también actuó como ponente de la iniciativa ante el Congreso. Este proyecto recoge el clamor de las comunidades y trabajadores que por años han exigido justicia, inversión y compromiso con el desarrollo productivo de la región.
“La sanciónde esta ley no es solo una victoria legislativa, es una deuda saldada con un pueblo que lleva décadas esperando. SAMA no podía seguir en el abandono. Hoy la sal de Manaure vuelve a tener futuro, y lo tiene con su gente al frente”, expresó el representante tras la firma presidencial.
La norma garantiza una inversión directa del Gobierno nacional por $61 mil millones de pesos, destinados a capitalizar la empresa, modernizar sus procesos, adquirir nueva maquinaria y reactivar su operación como unidad económica clave para el territorio. La recuperación de SAMA no solo es una medida económica, sino una apuesta por la soberanía productiva y la justicia social en La Guajira.
La participación estatal queda garantizada con el 50,1% de las cuotas sociales, representadas por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. El 49,9% restante permanecerá en manos del Municipio de Manaure y de las organizaciones indígenas Sumain Ichi, Waya Wayuu y Asocharma, reafirmando el carácter comunitario y territorial de la empresa.
La ley establece medidas claras para fortalecer la gobernanza, asegurar la transparencia en el uso de los recursos públicos y mejorar la toma de decisiones dentro de la sociedad. También contempla la entrega de activos y maquinaria, y prohíbe por 20 años la enajenación de la participación estatal sin que antes se haya recuperado lo invertido.
SAMA representa mucho más que una empresa. Es símbolo de identidad, herencia ancestral y sustento histórico para cientos de familias wayuu. La sanción de esta ley no solo permite rescatar una industria estratégica, sino que devuelve la esperanza a una comunidad que nunca dejó de creer.
Con la Ley SAMA, La Guajira da un paso firme hacia el desarrollo con dignidad. Un paso donde la sal vuelve a brillar, esta vez como símbolo de vida, no de abandono.
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