El tiempo es el testigo real de los hechos, no hay nada que el tiempo no haya descubierto, tampoco hay algo que pueda darse fuera del tiempo.

Por: Carlos Rafael Gonzalez Ariza

Ayer sentimos el deseo sincero de compartir con nosotros el dolor inmenso que nos ocasionó la partida de María Estella y hoy, un año después, sentimos también ese mismo deseo de compartir nuevamente, este dolor que hoy se siente como lo sentimos ayer.

María Estella, era muy distinta, por eso duele tanto, ella era capaz de dar lo que no tenía y perdonar lo que otros no perdonarían. Saludaba sin discriminación, daba sin esperar, sonreía talvez para alegrarte el día y mostraba, en cada gesto, esa nobleza sagrada que alimentaba al despertar cada mañana con un rosario de oraciones, ese que repetía antes de quedar dormida y hacía con tanta entrega a Dios, ese Dios al que confiaba sus penas y sus alegrías.

Gracias por acompañarnos en estos momentos de dolor. Gracias por haber querido a nuestra María Estella.

Gracias por demostrarle a ella, más allá de su muerte, que su amor por los demás, que sus ganas de aliviar las penas ajenas, ese deseo descomunal de servir, por el amor a servir, acompañado de sus obras que hablaban de ese gran ser, dejó una huella en el corazón de tantas personas y ojalá se hiciera viral esa frase que dijera con tanto fervor: HAY QUE DAR. Una frase que implicaba un imperativo sagrado que traduce en el deber moral de compartir con aquellos que nada tienen, lo que Dios quiso que tuviéramos nosotros. No lo olviden: hermanos y hermanas: HAY QUE DAR.

No ha sido ni será fácil seguir sin ella, pero hay que seguir.

La familia González Ariza y Britto González dan las gracias a todos por todo y que Dios los bendiga.

Carlos Rafael González Ariza

El hijo de Rafaela la de Gume

Ese soy yo

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