
La Unidad de Búsqueda, la JEP, la Unidad de Atención a las Víctimas y el Instituto Nacional Medicina Legal llevaron a cabo la entrega culturalmente pertinente en San Juan del Cesar, en La Guajira.
Imagen: Foto: Comunicaciones UBPD
Elibeth Vega había cumplido 11 años cuando fue arrebatada de su comunidad por el conflicto armado. Cinco años más tarde, luego de una intensa búsqueda por parte de sus familiares, amigos y miembros del pueblo Wiwa, llegó una noticia que les borró la esperanza de volverla a abrazar. Un allegado les dijo que había escuchado por la emisora del pueblo que tres niñas habían muerto en medio de las hostilidades y sus cuerpos se encontraban inhumados en el cementerio de San Juan del Cesar, al sur de La Guajira, como personas no identificadas. Quien habló en la radio sugirió que una de estas podría ser Elibeth.
Por la misma época de desaparición de Elibeth, dos niñas más habían corrido la misma suerte: una de Urumita y otra de Villanueva, poblaciones cercanas a San Juan del Cesar, de donde había desaparecido Elibeth. Además, se difundió que las tres mujeres (dos niñas y una adolescente) habían sido desaparecidas de sus comunidades porque el conflicto armado había recrudecido su accionar sobre el territorio.
Sin la esperanza de volver a escuchar la voz de su familiar, ni de disfrutar de la felicidad que irradiaba o ver su larga cabellera azabache ondear por las ráfagas de brisa fría que descienden de la Sierra Nevada de Santa Marta, la familia Vega alimentó nuevamente sus fuerzas para continuar la búsqueda artesanal, con la ilusión de encontrar el cuerpo de Elibeth y retornarlo a su territorio sagrado según sus usos y costumbres. En ese largo camino se encontraron con otras familias que venían recorriendo el mismo trayecto de incertidumbre y el dolor ocasionado por no saber el paradero de sus seres queridos. En adelante, secándose unos a otros las lágrimas y en colectivo, se animaron a continuar el camino hasta encontrarlas.
Elibeth nació en el seno de familia indígena, mezclada entre Wiwa, etnia originaria de su padre, y Arhuaca, a la cual pertenecía su madre. Su genealogía estaba conformada por nueve miembros biológicamente conectados: padre, madre, siete hermanos y una comunidad completa que conformaban su familia social, pues tradicionalmente en los campos colombianos la unión comunitaria permite generar vínculos muy fuertes de hermandad con las personas vecinas.
La investigación adelantadas por funcionarias de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), que atienden el Plan Regional de Búsqueda Norte del Cesar – Sur de La Guajira, se activó por una ruta con enfoque diferencial, guardando especial cuidado en la protección de la dignidad de la personas desaparecida y su condición de niña, estudiante, indígena, vulnerable y perteneciente a una comunidad rural.
Desde la cosmovisión de los pueblos étnicos en Colombia, las desapariciones en sus comunidades y la invasión en sus territorios sagrados son hechos que están asociados a la violación de sus culturas y a la profanación de un ciclo, ya sea de vida humana o de la naturaleza. Pese a estas afectaciones, los cuatro pueblos indígenas que habitan en la Sierra Nevada de Santa Marta han demostrado su disposición permanente para acompañar los procesos de búsqueda que adelanta la UBPD en sus territorios.
Uno de los hermanos de Elibeth, con nostalgia, trajo a su mente momentos borrosos de sus vidas juntos: «Yo era menor que ella, no retengo muchos detalles. Pero recuerdo siempre su alegría, su crianza protectora. Ella era de las mayores, por eso nos cuidaba a los menores y nos protegía mucho», puntualizó. El día de la desaparición, Elibeth salió de su casa en medio de una llovizna suave casi imperceptible, unas nubes grises parecieran cortejarse sobre el cielo sanjuanero. Era día de semana y ella, al igual que los estudiantes rurales, debía hacer travesías para llegar a su colegio. Pero nunca regresó.
Luego de las acciones de documentación del cementerio de San Juan del Cesar y el desarrollo de diálogos individuales y colectivos para ampliación de información, la Unidad de Búsqueda en articulación con la Corporación Humanitaria Reencuentros -conformada por excombatientes y firmantes del Acuerdo de Paz-, y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) -que determinó la protección de los cuerpos por medio de una medida cautelar- realizó la intervención del camposanto donde se recuperaron 38 cuerpos que resultaron de interés forense, según la valoración realizada por los profesionales forenses. Estos fueron asociaron con acciones del conflicto armado.
Entre los cuerpos recuperados se encontraban los de las tres niñas que habían desaparecido hacía más de 24 años de municipios del sur de La Guajira. El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses realizó las labores de identificación del cuerpo de Elibeth y posterior a ello se procedió con la entrega culturalmente pertinente a solicitud de sus familiares en el municipio de San Juan del Cesar. Luego de la ceremonia, el cuerpo fue trasladado a un sitio sagrado en la comunidad de Sabana de Joaquina, zona rural de la misma localidad, donde reposará a perpetuidad al lado de los suyos.
La sede de la Unidad de Búsqueda que atiende casos de La Guajira está localizado en Valledupar (calle 12 # 5-45 – barrio Novalito) y atiende en las líneas telefónicas 3167444722 y 3165243128. Se pueden acercar quienes tengan un familiar desaparecido por hechos asociados al conflicto armado antes del primero de diciembre de 2016 o que cuenten con información de alguna persona desaparecidas bajo estas mismas circunstancias y temporalidad. Son trámites gratuitos que no se vinculan a ningún proceso judicial y se guarda la confidencialidad de los aportantes de información.


