
Un procurador con formación y sentimientos provincianos.
Formado en el calor humano de San Juan del Cesar, en el exótico departamento de la guajira.
Por: Hugues Gámez Gámez
Ahora que solo queda el silencio ensordecedor, cuando ha bajado la marea, las emociones, las celebraciones por la elección, del señor procurador general de la nación Gregorio Eljach Pacheco, un hombre con profundos sentimientos y formación personal provinciana, dado su asentamiento humano como adolescente en el siempre promisorio municipio de san juan del cesar, por espacio de dieciocho años aproximadamente, lo que conlleva a pensar que además de su buen desempeño, se garantiza justicia, transparencia y respeto por las funciones que el cargo le impone, porque las raíces y educación provincianas no se olvidan, a pesar de ostentar el más alto poder público, lleva para siempre en su cerebro las enseñanzas del colegio Gabriela Mistral y San Juan Bautista, insignias de nuestra región.
Formado en el calor humano de San Juan del Cesar, en el exótico departamento de la guajira, el señor procurador lleva en lo más recóndito de su corazón siempre consigo los valores que aprendió en esta su tierra, como el respeto, la humildad, disciplina, la excelencia moral, que es resultado del buen hábito de este conglomerado social y como buen ciudadano tiene regado en su conciencia el compromiso leal con su patria.
Hijo del ingeniero civil, Luis Alfredo Eljach y doña Luisa Pacheco quienes por razones de responsabilidades laborales en el año 1959 se trasladaron con su familia al eje piloto del sur de la guajira, pues su padre trabajaba como jefe del distrito de obras públicas o zona de carreteras, distrito Sur, con localización en san juan del cesar, la tierra del mítico rio cesar, culpable de las más clásicas y hermosas canciones que adornan la música vallenata.
De tal palo tal astilla, a su señor padre se le describe como un excelente profesional de la ingeniería civil y en la parte humana, poseedor de un don de gente muy profundo y extendido hacia la comunidad, de trato fino con sus amistades de la tierra del obispo Rafael Celedón, un hombre que fácilmente se adaptó a la idiosincrasia propia del ser provinciano, pues así es su primogénito, hoy procurador general de la nación y la mejor demostración es su identidad y formación personal como hombre auténticamente guajiro, porque realmente parece nacido en estas tierras provincianas, es algo tan evidente como un axioma.
El autor puede hablar con suficiente propiedad porque vivió y observó su comportamiento cuando éramos estudiantes del colegio san juan bautista, al interior de su hogar y dentro de nuestra sociedad, quien hoy Ejerce vigilancia superior de la conducta oficial de quienes desempeñen funciones públicas, es una persona de excelsa trayectoria académica y profesional, ser humano integro, honesto, coherente entre palabras y procederes, de solida moral y respetuoso de la diversidad de pensamientos, opiniones o creencias.
Hoy la vida lo pone frente a grandes desafíos del orden nacional, el nuevo Procurador General de la Nación enfrenta una de las tareas más complejas en el panorama institucional colombiano, recuperar la confianza de los ciudadanos en la función disciplinaria del Estado y garantizar que la Procuraduría actúe con independencia, transparencia y eficacia, como en efecto lo está cumpliendo, con solvencia moral, ha convertido la procuraduría en una pieza clave para proteger el interés general.
Hay una historia de vida que contarle al mundo, desde su desde su querida tierra sanjuanera, dice el aforismo que no tarda nueve meses sino sesenta años en formarse un hombre, el tiempo ha transcurrido inexorablemente, como las nubes que vienen y van, dijo el poeta de la poesía vallenata, pero su condición humana sigue siendo la misma, sus raíces ligadas a la humildad, le permiten siempre mantener vigentes en su cerebro a aquellos amigos del pueblo que a pesar de su ausencia nunca ha abandonado, pero que ha inmortalizado en su memoria.
Como olvidar a los compañeros de estudio de los colegios Gabriela mistral y san juan bautista, dice la sabiduría popular que la mejor parte de la vida de un hombre consiste en sus amistades, lo reconfirma el insigne pensador, no camines delante de mí, es posible que no te siga, no camines detrás de mí, es posible que no te guíe. camina junto a mí y se mi amigo, así como fueron los amigos sinceros de su padre, Luis José Gamez Baquero, Rafael Maestre, Chema Alvares, Álvaro Celedón, Enrique Bracho, Enrique Munive, Víctor Gamez, Juan Bautista Suarez, El Mono Toncel, Alberto Catalán, José de oro y Mairito Barros, unos gracias a Dios todavía entre nosotros y otros que ya partieron hacia la eternidad al encuentro con el omnipotente.
“San Juan del Cesar, tierra mia, te la presto por unos días”
Imagenes:Señor Procurador general de la nación.

