Para nuestra reina Guajira

Nacer en cualquier lugar no es cosa que decidamos y cualquier reclamo en ese sentido está desprovisto de razón.

La relación que tengas con tú entorno y la actitud con tú origen, dejan entrever las calidades humanas que habitan dentro de tí.

Yo que nací en un barrio de calles destapadas y anduve descalzo pisando la arena, en medio de tanta gente buena que nos trataban como lo que somos, parientes de vecindario, donde somos hermanos de los contemporáneos que nacieron en la casa de al lado y tenemos tíos que no son hijos de nuestros abuelos, es el parentesco de suelo, que brota de la misma tierra que a diario pisamos, sobre la que compartimos con la misma entrega, el nacimiento y la muerte de nuestro vecino.

Caminando en esas calles, conocí a muchas mujeres lindas, que aunque para foráneos no parecían Guajiras, eran tan indígenas como aquellas nacidas en la rancherías, porque para nosotros ser guajiro es una decisión que asumimos alegre cuando estamos niño y de adultos nos sentimos tan indios como cualquiera que haya nacido en nuestra tierra o que habiendo nacido lejos de ella sienta en cada fibra ser de nuestra guajira; orgullosos de la tuna y el cardón, del guayuco y de la manta, de la lluvia y del sol, de la flecha y de nuestra raza.

Que emoción mirar a mi paisana, a la hija de Chava, luciendo una manta con tanta altivez, con ese orgullo de sentirse de su casta y ver en su gesto la belleza Guajira, diciendo a los cuatro vientos que es una india, como cualquiera  que haya nacido aquí, por lo que representa su raza con tantas ganas y amor por su tierra.

Gracias María Carolina Padilla Durán, por representarnos y llevar en alto lo que somos, diferentes pero colombianos como todos y guajiros como todos los que han nacido o se sientan de nuestra tierra.

Carlos Rafael González Ariza

El hijo de Rafaela la de Gume

Ese soy yo

Orgullosamente guajiro.

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