La partida inesperada de María Estella, nos hizo sentir un dolor inmenso y en el fondo de nuestro ser la negación de dar por cierto, el hecho triste que nos golpeaba a donde más se siente. El pésame de tanta gente que al abrazarnos lloraba con nosotros, poco a poco fue ayudando a aceptar su muerte y a enfrentar la realidad de no tener más entre los nuestros a María Estella.
Frente a ese gesto solidario de compartir el dolor nuestro y acompañarnos en este duelo sin descanso, damos nuestros más sentidos agradecimientos.
Gracias por hacernos sentir el inmenso afecto que le tenían a una persona tan buena, que el tiempo apenas le alcanzaba para entregarse por completo a lo que más le gustaba y sabía hacer, servir, servir sin importar a quien, porque en cada fibra de su ser, solo había amor y solidaridad.
Gracias, gracias, Dios los bendiga a todos.
Familia González Ariza y familia Britto González.