Fabiola González Álvarez, un faro que resplandecía con luz propia.

 

Fabiola
González Álvarez, un faro que resplandecía con luz propia.

Por Alcibiades Nuñez

A la profesora Fabiola
González Álvarez, tuve la gran oportunidad de conocerla en la Institución
Educativa “Normal Superior” del municipio de San Juan del Cesar, cuando realice
mis estudios de Normalista Superior en ese magnifico claustro, de ella tengo
muchos recuerdos gratos ya que ella era una docente muy inteligente, capaz de
emprender, ejecutar y evaluar cualquier proyecto pedagógico, era una persona
pilosa, excelente consejera, muchos docentes y educandos acudían a ella para
comentarle sus problemas y ella gentilmente les sugería cuales podían ser la
solución de los mismo, fue una experta en organización de eventos ya que
siempre la veíamos involucrada en todo lo relacionado con la planificación de
actividades escolares como el día de las madres, día del maestro, día del
educando, los grados tanto en Preescolar, Básica Primaria, Básica Secundaria y
Media Técnica.

Era una mujer
desprendida de los recursos económicos y materiales ya que le gustaba
colaborarle a todo el que se acercaba a ella para solicitarle ayuda económica
para un enfermo, para adquirir medicamentos, una silla de rueda o de cualquier
otra índole, su vocación de servicio era ilimitado, poseía una facilidad para
hacer amistades, por eso a ella la conocían muchas personas que habían sido sus
alumnos en la Escuela Anexa o en la Institución Educativa “Normal Superior”,
cuando me la encontraba en los supermercados todos la saludaban con mucho
afecto y cariño ya que era una docente comprometida con el proceso enseñanza
aprendizaje y que dejo huellas en el magisterio Normalista, Sanjuanero y
Guajiro.

Ella fue un faro que
resplandecía con luz propia ya que Dios le dio muchos talentos como el hecho de
elaborar mensajes para cualquier ocasión y para cualquier fecha que se celebre
en las instituciones educativas, ella sirvió de ejemplo para las nuevas
generaciones ya que hoy en día necesitamos docentes y profesionales como ella,
que sean entregados en cuerpo y alma a las diferentes funciones y actividades
que realicen en sus claustros educativos o empresariales, que dejen huellas en
sus alumnos que uno los lleve siempre en su mente y corazón y recordarlos por
todas las buenas acciones que hicieron en favor del otro, por su forma amable,
cordial y sincera de tratar a sus pupilos y por el don de gente que tenía para
relacionarse con sus semejantes, que lástima que la profe Fabiola nos acompañó
hasta el 5 de mayo del año pasado cuando por causa del maldito Covid 19 le toco
partir de este mundo al llamado del señor, hoy debe estar en los aposentos
celestiales haciéndole compañía al todopoderoso, el dueño del mundo.


 

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